Me preguntaba una amiga hace unos días por qué en dos (2) de mis libros menciono la necesidad de un Movimiento Cívico Nacional.
Desde luego me alegró saber de una inteligente mujer, lectora de mis libros. Pasé a explicarle así: en efecto, en “Vamos hacia un país distópico” un grupo de personajes, de diversa formación cultural, se ocupa de la problemática nacional, cada uno, como es natural, desde su propio ángulo conceptual. De manera que luego de ese proceso de críticas y fundamentos, nos dimos a la tarea de relacionar la cantidad de problemas que tiene este país por resolver. Y lógicamente nos planteamos cerca de 61, preguntándonos cual sería el canal o el mecanismo idóneo para llevar a cabo las condignas reformas.
La conclusión no podía ser otra: por cuanto los partidos políticos tradicionales son corresponsables (con sus mediocres gobiernos de turno) de la situación grave y compleja que tenemos, necesariamente hay que pensar en algo diferente.
De manera análoga nos planteamos la situación en el último libro publicado: “La gran estafa electoral”.
Allí, luego de traslapar los programas de los distintos candidatos a la presidencia, encontramos que se quedaron en los meros diagnósticos. Las soluciones brillaron por su ausencia. Es así, como por ejemplo, ninguno mencionó la deuda pública externa, que es indudablemente uno de los graves problemas que nos aqueja, ya que su servicio nos cuesta este año la no despreciable suma de 72 billones de pesos, y en 2024 ascenderá a 92 billones de pesos. No es ninguna bicoca, pues se trata de suma superior a la que hay para inversión.
Esto me lleva a concluir que los partidos tradicionales son buenos para gastar, incluso para derrochar, endeudando al país, pero no para invertir en proyectos grandes de progreso, de producción, de empleo, que redunden en bienestar para la gran mayoría de los colombianos.
De ahí que sigamos con un enorme desempleo, una alta inflación, una pobreza monetaria y multidimensional que alcanza a más del 40% de la población.
Pero quizás donde podemos ver mejor la pésima gestión de la politiquería tradicional, respecto de los asuntos nacionales, es en que mientras la gente se nos está muriendo de hambre y desnutrición, niños y ancianos especialmente, y cuando muchas familias no tienen recursos siquiera para dos comidas diarias, los politiqueros permanecen indolentes, solo pendientes de coimas y contratos.
Por consiguiente: se hace necesario un Movimiento Cívico Nacional que se interese de verdad por las grandes preocupaciones del pueblo y de soluciones a los grandes problemas nacionales.
Afortunadamente estoy informado, de muy buena fuente, que próximamente va a ser lanzado un Movimiento Cívico, por personas ajenas a la politiquería tradicional, que tiene como una de sus prioridades atender el hambre de nuestras gentes pobres y vulnerables, de dos maneras: 1ª) poniendo en funcionamiento un comedor comunitario en cada uno de los 1.104 municipios del país, y 2ª) construyendo dos factorías pesqueras, una en cada uno de nuestros mares territoriales, para distribuir esa importante proteína por todo el país a precio de costo.
¿De dónde obtendrá el M.C.N. los recursos necesarios para hacer sostenible tan importante proyecto?
Lo miraremos en la próxima entrega.