Por Eduardo Fierro Manrique, ex – Magistrado y Coordinador General del Movimiento Cívico Nacional.
I.-Sea lo primero confirmar, con el observatorio fiscal de la Universidad Javeriana, cómo en Colombia se pierden $17 billones de pesos en gabelas o ventajas tributarias, ya que existe “multitud de beneficios e incentivos fiscales contemplados en la normativa tributaria colombiana…. se crean exoneraciones y prebendas para sectores que gozan de mayor poder político, lo cual va en contravía de la equidad entre contribuyentes y de paso, tiene un impacto negativo en el recaudo tributario que repercute en la merma de recursos que deberían estar disponibles para que se cumpla con los fines del Estado”.
De manera que las tales “políticas de beneficios” tributarios impactan negativamente al recaudo; dichos beneficios tributarios denominados “rentas exentas”, son otorgados a ciertas empresas (como los bancos), las cuales ven disminuir su carga tributaria; también son beneficiarias las empresas de transmisión y distribución de energía eléctrica, así como las actividades de seguridad social de afiliación obligatoria.
Esos incentivos tributarios resultan claramente inequitativos e inconvenientes, como quiera que el déficit fiscal nos corresponde atenderlo a los demás contribuyentes, bien por la vía inmediata de la reforma tributaria (donde pagaríamos por las empresas exoneradas), o bien de manera diferida por concepto de deuda pública.
De todas maneras constituye un mecanismo perverso ponernos a los demás contribuyentes a pagar por los exentos que bien pueden y deben tributar.
Precisamente es Stiglitz, previo nobel de economía, quien señala cómo en E.E.U.U. se está aumentando el nivel de contribución a los más pudientes, de manera progresiva y justa, sean personas naturales o jurídicas.
II.-Otro aspecto insólito es encontrar en la ley de presupuesto para 2024 la importante suma de 13 billones de pesos, aparentemente para inversión, sin destinación específica.
Desde luego un error tan craso debía tener consecuencias, y es la causa del retiro del jefe de Planeación Nacional. Qué bueno que en todos los órdenes se asumiera la responsabilidad.
III.-Sólo por mencionarlo, el episodio de la pérdida de Barranquilla de la sede para los juegos panamericanos 2027, revela a las claras que hubo descuido en el manejo presupuestal. Cuestionable la conveniencia de asumir tal compromiso por parte del gobierno anterior, por los altos costos que ello implicaba frente a los beneficios recibidos durante el evento internacional y la eventual priorización de urgencias y necesidades del país, pero una vez obligado debio cumplirse estrictamente. De manera que así la ministra del deporte no se vaya, queda en interrogante sobre si se justifica –sin arrebatos populistas – un ministerio para una actividad que bien venía administrando Coldeportes.
IV.-Sin soslayar el tema de la corrupción, que todo lo encarece o lo diluye, veamos un poco el tema de la deuda pública.
Es verdad que los gobiernos suelen acudir a ella para lograr el equilibrio fiscal y hacer frente a la inflación. Al respecto se traen como ejemplos los E.E.U.U. (con una deuda que supera su PIB) y gran Bretaña, sobre todo después de la segunda guerra mundial.
V.-En Colombia, la deuda pública externa era de U.S $102.000 millones antes de la pandemia de covid-19; ahora ya la tenemos en US $187.000 millones, lo cual es preocupante: en 2023 el “servicio de la deuda” nos costó $72 millones, en 2024 su costo será de $92 millones, en ambos casos cifras superiores a nuestra provisión para inversión.
(Recuérdese cómo, al efecto, fue modificada la regla fiscal: para poder ampliar nuestra capacidad de endeudamiento).
Pero claro, en Colombia había que “pescar en rio revuelto”, como suele decirse: el presidente Duque, ni corto ni perezoso, ordenó el giro de $3.500 millones a un periodista que le había colaborado en su campaña, cuando estábamos pidiendo prestados dineros para atender el hambre de distintos segmentos de la población. Y semejante cantidad dizque para que le mejoraran su imagen. Es algo no solo irritante y ridículo, sino hasta criminal.
VI.-Llegamos así al tema de los Subsidios: son buenos o malos, necesarios o inconvenientes?. Lo veremos en próxima oportunidad, con mayor espacio.