He sabido que no pocas personas se han mofado de nuestra vicepresidenta, por haberse pronunciado ésta sobre la “vida sabrosa”. Ignoro si solo se refería a la “sabrosura” de montar en helicóptero, como también a quién habrá oído hablar del tema.
Lo cierto es que me sirvió de referencia o motivación para escribir el proyecto No. 41) del programa del Movimiento Cívico Nacional titulado “Pequeño Libro de Las Grandes Transformaciones de Colombia”, cuyo propósito explícito es “rescatar al país de las garras aviesas de la politiquería”.
Precisamente allí encontramos, a manera de epígrafe, el pensamiento de Bentham: “La mayor felicidad para el mayor número de personas”.
Igualmente se cita al economista británico, de la escuela de Cambridge, Arthur Cecil Pigou, quien en 1.920 escribió la importante obra titulada “La Economía del Bienestar”, donde expuso sobre la distribución de los ingresos con cierta intervención del Estado, tres aspectos fundamentales:
1º)la métrica monetaria que se ocupa de los deseos y satisfacciones de la sociedad, 2º)la normatividad debe trascender la bondad de las acciones humanas hasta la intervención del gobierno, medible a partir de la cantidad de bienestar que proporciona al conjunto de la sociedad, y 3º)el incremento del bienestar económico de la sociedad depende del crecimiento del PIB y que éste sea distribuido en favor de los más necesitados.
Lo cual se traduce en que lo deseable es una política redistributiva que no menoscabe el potencial de crecimiento. Se advierte así cómo la economía debe estar al servicio de las comunidades. Y, desde luego, sin dejar de lado temas de alta relevancia, como la disminución de la pobreza y la desigualdad, la sostenibilidad ambiental, el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil. Se comprende así lo físico, emocional, intelectual, ocupacional, social, financiero, ambiental y espiritual.
Otra referencia, tan pertinente como interesante, es la que hace el famoso escritor Umberto Eco en su obra “De la Estupidez a la Locura”, a propósito de “El Derecho a la Felicidad”. Empieza por reseñar “la infeliz formulación de la Declaración de Independencia de Estados Unidos del 4 de julio de 1.776, en la cual, con masónica confianza en las “magníficas suertes progresivas”, los Padres Fundadores establecieron que a todos los hombres se les reconoce el derecho “a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad”.
Se ha dicho que por primera vez se afirmaba el derecho a la felicidad en las leyes fundadoras de Estado, la cual constituía una declaración ciertamente revolucionaria. “…. la Declaración de Independencia – (continúa Eco) debería haber dicho que a todos los hombres se les reconoce el derecho – deber de reducir la tasa de infelicidad en el mundo, …..”.
Por último: dice que “Raramente pensamos en la felicidad cuando votamos….”
Una última referencia es el caso de Bután, pequeño reino budista al oriente del Himalaya, de apenas 38.394 Kms², tenido modernamente como el país más feliz del mundo. Se cuenta cómo en la década de 1.970 el rey decretó que el progreso de Bután se mediría en adelante a partir de su felicidad interior bruta, no a través de los criterios económicos tradicionales. Llegaría a convertirse en un estudio importante y respetable: la economía de la felicidad.
Mientras la mayor riqueza en el mundo ha llegado acompañada de malestar y descontento, y la población ha empezado a sentirse menos feliz, en Bután por el contrario ha dado buenos resultados la búsqueda de la felicidad, pues desde la adopción del índice de felicidad interior bruta el país ha crecido a un ritmo extraordinario, incluso dentro de parámetros económicos convencionales (en 2007 fue la segunda economía de más rápido crecimiento en el mundo).
Simultáneamente aumentaba su felicidad interior bruta, habiéndose decretado que el 60% del país debía seguir cubierto de bosques, y que el turismo debía ser limitado. Y algo insólito: el dinero es redistribuido, de ricos a pobres, para contribuir a acabar la pobreza masiva.
De esta manera se obtuvo en una encuesta practicada en 2005, que sólo el 3% de la población manifestaba no sentirse feliz.
En medio de todo, hay un componente de relatividad en el tema, ya que no podemos soslayar el ethos de ese pueblo, su idiosincrasia y su ideología religiosa, pues como es sabido en la esencia del budismo está acabar con el sufrimiento en el mundo.
Sea como fuere, el Movimiento Cívico Nacional manifiesta su propósito de terminar las violencias, construir dos factorías pesqueras, construir el Canal Interoceánico Atrato – Truando, pagar la deuda pública externa, realizar la reforma agraria, devolver la seguridad a las ciudades (poniendo a los delincuentes en colonias agrícolas), etc., para dejar así a las nuevas generaciones un país más amable, más agradable, para vivir en paz en medio de tanta biodiversidad y tanta belleza !.
Muchas gracias.