Por Eduardo Fierro Manrique, ex Magistrado, Notario y escritor, Coordinador General del M.C.N.
Amigas y amigos:
Lo que estamos presenciando en Tuluá, Valle del Cauca, no es un hecho aislado: en realidad en casi todas las ciudades hay varios barrios y zonas convertidos en verdaderos guetos (es decir, grupos sociales encerrados, en condición marginal).
A tal punto ha llegado su aislamiento de la sociedad que han trazado lo que llaman “fronteras invisibles”, prácticamente infranqueables por extraños y aún por la fuerza pública.
Desde luego que a su interior operan grupos de delincuentes que han implantado la “ley del más fuerte” y la “ley del silencio”.
No solamente sirven de resguardo a pequeños narco-traficantes, sino también a sicarios, atracadores, violadores, ladrones, etc., donde la acción estatal aparece ostensiblemente menguada, casi imperceptible. (algo similar a lo que acontece en campos y veredas, donde amplios territorios aparecen tomados por la delincuencia, que imparte una supuesta “autoridad de hecho”, induciendo incluso al “desplazamiento forzado”).
Qué hacer ante tan grave como extensiva y preocupante situación?. Pues si la soberanía reside en el pueblo, como prevee la Constitución, y éste ha creado sus instituciones, no queda otra alternativa que el Estado retome el control de todas las zonas citadinas y de todos los territorios veredales, imponiendo la autoridad (por la fuerza, si fuere necesario).
Porque lo que no podemos permitir es que nos despedacen el país, ni por la delincuencia, como tampoco por esos ignorantes, fanáticos o desinformados que alegremente proponen la federalización del país, como si no hubiésemos experimentado y superado esa suerte de desintegración anárquica en el siglo XIX.
Con unidad y firmeza hemos de actuar en defensa de la integridad del país, recuperando toda ciudad, toda población, toda zona campesina para su manejo serio y responsable por un gobierno central que debe arbitrar prudentemente todos los recursos en función de la satisfacción de las necesidades de toda la población. En zonas específicas como el golfo de Urabá, el Choco, Córdoba, etc., se ha detectado el fenómeno de desplazamiento forzado.
Entiéndese éste (que es un delito de lesa humanidad) como el abandono obligado por parte de un grupo poblacional de sus hogares, parcelas, bienes, costumbres, comunidades y medios de vida, dadas las amenazas serias y graves de grupos al margen de la ley.
Así, comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes se han visto privadas de su modus vivendi, a causa del conflicto armado interno, la violencia de las bandas criminales y el narcotráfico.
Se estima que más de 6 millones de personas se han visto presionadas a desplazarse hacia otras zonas de Colombia o del exterior (en 2022, cerca de 36.000 familias fueron víctimas de desplazamiento forzado).
Como actores del desplazamiento forzado en Colombia se señala a las guerrillas, los paramilitares, los narcotraficantes, los ganaderos y empresas nacionales y extranjeras.
Los departamentos más afectados por este flagelo son: Nariño, Cauca, Chocó, Norte de Santander, Arauca, Valle del Cauca, Córdoba, Bolívar y Putumayo. (coincide con las zonas donde más se advierte la presencia del narcotráfico y la guerrilla).
Tan graves son las situaciones ocasionadas a la población con el desplazamiento y confinamientos forzados, que la Corte Constitucional se vio precisada a declarar (mediante Sentencia T-025/2004) el estado de cosas inconstitucional.
Concentrándonos en la limpieza de las ciudades de toda forma de delincuencia (situación agravada evidentemente con la cantidad de desplazados y venezolanos que han llegado), deberá tipificarse una serie de contravenciones especiales, como lo hacía la Ley 48 de 1.936, contra gamines, gamberros, vagos y maleantes, de manera que con el sólo informe de la policía los jueces penales municipales puedan remitirlos a Colonia Agrícola especial para efectos de su resocialización. (mejorando las previsiones de la Ley 2197 de 2022, referente a contravenciones).
Y que los cultores y fanáticos de los derechos humanos piensen en los derechos humanos de la inmensa mayoría de ciudadanos(as) que queremos vivir en paz y sosiego.