Economía del Bienestar
“La mayor felicidad para el mayor número de personas”. Jeremy Bentham. (1.748-1.832). “Nada influye más en el bienestar de la mayoría de los ciudadanos que el estado de la macroeconomía –si hay o no pleno empleo y crecimiento-”.
Josefh E. Stiglitz (“El precio de la desigualdad”, Debolsillo, pg. 303).
En 1.920 Arthur Cecil Pigou, economista británico de la escuela de Cambridge, escribió una importante obra titulada “La economía del Bienestar”, en la cual preconizó respecto de la distribución de los ingresos cierta intervención del Estado. Ésta se puede observar en tres aspectos básicos: a)la métrica monetaria que se ocupa de los deseos y satisfacciones de la sociedad, b) la normatividad debe trascender la bondad de las acciones humanas hasta la intervención del gobierno, medible a partir de la cantidad de bienestar que proporciona al conjunto de la sociedad, y c) el incremento del bienestar económico de la sociedad depende del crecimiento del PIB (sin incomodar a los pobres) y de que éste sea distribuido en favor de los pobres.
De acuerdo con lo anterior lo deseable es una política redistributiva que no menoscabe el potencial de crecimiento (desde luego esto no se consigue con simples transferencias a pobres, así sean ilimitadas, sino aumentando el poder adquisitivo de los pobres, especialmente mediante su acceso a recursos productivos).
Por eso se advierte cómo la economía debe estar al servicio de las comunidades.
Y dentro de este contexto se advierte cómo “El desarrollo y el bienestar de una sociedad están ligados a una adecuada política económica que genera crecimiento, sin dejar de lado temas de alta relevancia, como la disminución de la pobreza y la desigualdad, la sostenibilidad ambiental, el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil”.
Por último: como áreas del bienestar son señaladas la parte física, emocional, intelectual, ocupacional, social, financiera, ambiental y espiritual.
Modernamente se tiene a Bután (un pequeño reino budista – 38.394 Kms – al oriente del Himalaya) como el país más feliz del mundo. Allí la felicidad no se mide en razón del PIB (más bien a la inversa). Es más: en lugar de usar indicadores económicos, para medir el bienestar de su población, emplean el IFNB (Índice de Felicidad Nacional Bruta).
En su última medición una sola persona manifestó no ser feliz.
En el M.C.N. nos hacemos a la ilusión de que si terminamos las violencias, construimos las dos factorías, el canal Interoceánico Atrato- Truando, pagamos la deuda externa, adelantamos la reforma agraria, ponemos a los delincuentes en las colonias agrícolas que hemos de construir, etc. estaremos con certeza en la senda del bienestar general de la población. (aludimos aquí al índice de Pareto: 20-80).
Desde luego tendremos ahorro, inversión y confianza para crecer (dentro de este último concepto se incluye, como algo básico, el respeto a la regla fiscal).